Una pareja de hipocampos danza por paisajes oníricos de formas orgánicas pregnantes que se entrecruzan y desdoblan al ritmo de un sincopado piano*. Imágenes nebulosas que habitan un marco atemporal entre nuestras memorias más íntimas y los recuerdos del inconsciente colectivo.

Como páginas de un libro, en Seahorses se suceden las fotografías tomadas por la misma artista en tres viajes que la llevaron a lugares tan dispares y distantes entre sí como Galicia, Islandia y Brasil. Austeridad de medios que acentúa el carácter agreste de unas formaciones rocosas caprichosas esculpidas durante siglos que funden lo orgánico con lo arquitectónico. Igual que esos icebergs, casi rastros de civilizaciones perdidas, nos abren a un tiempo ancestral.

Escenas que nos hacen pensar en ukiyo-e -"pinturas del mundo fotante". Estampas de mundos vaporosos y horizontes tan huidizos como la orilla del mar. Límite centelleante siempre volátil. El hielo de los icebergs islandeses; la lluvia y los mares gallegos; la pesada humedad brasileña... cadena infnita de condensación-evaporación.

Por eso el interés de LLopis en los espirales, línea continua que transita entre el hacia-dentro y el hacia-fuera. Es la naturaleza viva que se activa: rocas que se transforman en seres animados, montañas que se mueven, piedras que respiran, bosques que se desperezan... “Un laberinto existencial que encuentra en la grandeza de la naturaleza, la profundidad del espacio íntimo”.

Seahorses nos adentra en el misterio. Como esa farola erguida en medio de una selva tropical que, cual pintura magrittiana, confunde luna y lumbre. Universo dual y contradictorio espejo de ese “valioso caos interior” des del que Francesca LLopis opera. Agua que fuye; roca inmóvil. "Sin contrarios no hay progresión" que decía Blake".**

 

-Gisela Chillida

 

*música compuesta e interpretada ex profeso por Patricia Maeser (Berlín)

**“Without Contraries is no progression” (Blake; The Marriage of Heaven and Hell)